
Prosigue la iniciativa de la fundación Vipren de acercar, en estos tiempos que a la fuerza nos enseñaron la no presencialidad -también sus posibilidades-, la obra de artistas próximos a través de sucesivas exposiciones virtuales.
Mañana miércoles, a las once de la mañana, tendrá lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento la presentación de la nueva entrega, una exposición del artista chiclanero Pedro Jesús Rodríguez Sánchez “Kapry” que lleva por título “El objeto y el orden”.
Aunque nos repitieron desde pequeños que “el orden de los factores no altera el producto”, hay ámbitos donde esto no ocurre del todo así. Luego, empezamos a saber, a través del urinario de Duchamp, que, descontextualizadas, las cosas parecen tan otras que terminan siendo otras. Si aparte de descontextualiazar los objetos, se recontextualizan, como en el taurino sillín con manillar de Picasso, se abre un abanico de posibilidades ilmitadas, auténtico despliegue enriquecedor de la realidad.
De esto va la obra de Kapry. De ver las posibilidades latentes en las cosas y sacarlas de su silenciosa ocultación. Y no sólo descontextualizando las piezas que las componen -aunténticos collages volumétricos, puzzles de impensada referencia-, sino recontextualizando, aproximando lo semánticamente alejado en busca de sentidos nuevos, tal trabajan los poetas el adjetivo en cercanías inusuales y la inaugural metáfora más inesperada.
Desordenar lo que nos viene dado con estrecho sentido de unívoco uso y reordenar en sutil reciclaje de significados, que es también reciclaje material, pues no en vano es Kapry poeta de la materia, aparente artesano que, a su decir, se enorgullece de ser obrero, difícil orgullo en esta tierra de hidalgos donde, al parecer, el trabajo manual deshonra. Trabajo manual y trabajo intelectual libres de vano alarde que trasciende, en su hondura y acabado, la ocurrencia primera.
Cuarenta obras dan cuenta de todo esto en “El Objeto y el orden”. Obras cuyos sugerentes títulos abren, para romper hielo, el diálogo con un público que se quiere más recreador activo ante la obra abierta que pasivo contemplador de evidencias clausuradas. Esto es, desde luego, una manera de respetar al público. También la belleza estética. Todo en pos del diálogo. “Conversación” se titula, de hecho, una de las piezas que se exponen, una de las más queridas del autor.
Otras piezas, como “Carrusel”, metáfora casi barroca de la vida de todos y cada uno; “El salto”, trasunto de la suya propia, de su origen; o las más recientes “Minotauro” o “Esclavos del Siglo XXI””, entre otras, jalonan un trabajo largo de años que van desde 2015 hasta casi ahora mismo.
Un poeta de las manos. Pero no sólo. Una poesía para los ojos. Pero no sólo.